Vasito de after eight, el postre exprés

Sabía que necesitaba algo de urgencia. Cuando ella lo miraba así, ceño frundido, ojos que le retaban y barbilla altiva era decisivo: o actuaba rápido, o la perdía durante unos días. Su última frase fue: «No es que fuera celosa, pero tampoco idiota». Lo insultó con la mirada y se fue a la ducha. Él no entendía nada, salió a comprar por la mañana y le había preparado una comida excepcional con la normalidad de siempre. Esas risas tontas que compartieron mientras clavaban cucharadas a su arroz le parecían ahora la calma que precede la tempestad. Ahora, el ruido de la ducha le martilleaba la mente, mientras él intentaba pensar a contrarreloj un detalle que le arrancara la sonrisa de nuevo. Necesitaba algo dulce, rápido. Recordó su extraña predilección por los aftereight que le regalaba su abuela. Y, con una clarividencia insospechada, arrebató las hojas de su planta de menta y, como un robot, le preparó un postre.

 

[one_third]Ingredientes

600 g leche

6 yemas de huevo

120 g azúcar blanquilla

1 rama menta

chocolate negro (mín 70%)

opcional: colorante verde, esencia de menta, licor de menta

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[two_third_last]Elaboración

Medir la leche en una cazuela ancha. Separar unas cuantas hojas de menta de los tallos y romperlas con los dedos en el cazo de la leche. Dejar infusionar, hirviendo a temperatura baja la leche con la menta para que absorba su aroma.  Mientras, blanquear las yemas con el azúcar en un bol grande, batiendo con unas varillas a mano. Batir hasta que  la mezcla cambie de consistencia, y quede esponjosa, clara y brillante. En este punto, mezclar el colorante, esencia o licor si se desea (aconsejamos no usar licor ni esencia, porque el sabor natural de la menta es más que suficiente, pero sí usar el colorante verde en pasta, añadiéndolo progresivamente en las varillas, hasta obtener el color deseado, porque de otra manera, tendremos una sensación extraña al tener una crema de sabor de menta pero de color amarillo).

Hervir la leche y verterla en el bol con la preparación, colándola para desechar ya la menta, y mezclando sin parar con las varillas para evitar que se cuaje el huevo. Volver esta mezcla a la cazuela, removiendo sin parar aún y volver a cocerla al fuego, medio-alto, hasta que cambie de textura y espese. Evitar que hierva, porque si hierve se cortará. Cuando esté con la textura deseada, volcar en una bandeja fría y dejar enfríar, primero a temperatura ambiente y después en la nevera. Una vez fría, servir en vasitos con un poco de chocolate negro troceado en la base, y decorar con unas virutas de chocolate y una hoja bonita de menta en la cima, y degustar inmediatamente.[/two_third_last]

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Acerca de Dani

Descubrí el buen comer tarde, demasiado tarde. Todo provocado por el capricho de un niño que solo comía lo que conocía. En los últimos años he querido recuperar el tiempo perdido, asistiendo a todas las comilonas que mi madre prepara (como pude llegar a perderme eso!!!), sin parar de investigar restaurantes, sin cansarme de experimentar y dejarme llevar por lo que la gastronomía me hace sentir.

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