Gelatina de cava con cítricos y frambuesas

Había sido un año duro para todo el pueblo. Mis abuelos se cruzaban por la calle con los otros sin saludarse, tampoco con desdén, pero con el respeto helado de unos contrincantes arruinados. Decían que había venido una maldición, decían que era un castigo por esa demostración arrogante de la abundancia que se había repetido cada año en los viñedos. Mi abuela llevaba sus perlas como demostrando que tanto no les había afectado, pero todas y cada una de las mujeres del pueblo -ay, ¡qué dirán!- exponían sus collares y joyas esperando a poder sacar los abrigos de pieles. Y, aunque sus hombres no lo entendieran, era necesario que el brillante de las perlas fuera acorde con el de sus zapatos. Había sido un pueblo que nadaba en cava y que ahora quedaba hundido en las apariencias, en el lamento y en la nostalgia de tiempos mejores. Y, en otra esperanza: tiempos mejores volverán, porque nunca antes en los viñedos se había visto algo así.

[one_third]Ingredientes

300+100 ml cava

zumo de 1/2 limón

150 g azúcar

8 g de agar-agar (ó 6 hojas de gelatina)

200 g de frambuesas

1 limón y 2 limas

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[two_third_last]Elaboración

Rallar la lima y el limón, con un rallador fino y sin extraer la parte blanca. Reservar juntas las ralladores. Preparar los recipientes en los que se va a servir la gelatina y extraer el zumo del limón. Preparar los 300 ml de cava en una jarra y los 100 ml en un cazo. Si se usa gelatina vegetal, hidratar las hojas en agua bien fría.

En un cazo, mezclar con varillas los 100 ml de cava con el azúcar, y llevar a ebullición sin dejar de remover. Si se usa agar-agar, mezclar en el inicio. En caso de usar hojas de gelatina, incorporar a la preparación ya en caliente, bien escurrida, y mezclar hasta que se disuelva. Cuando la gelatina esté disuelta, incorporar el cava frío a la preparación, sin dejar de remover. Verter esta preparación en los moldes (o vasitos), y decorar con las frambuesas y la ralladura de limas. Si se quiere, incorporar la mitad de frambuesas y ralladura cuando la gelatina aún está líquida, y la otra mitad cuando ya haya gelificado, para que queden por dentro y por fuera.

 

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Acerca de Dani

Descubrí el buen comer tarde, demasiado tarde. Todo provocado por el capricho de un niño que solo comía lo que conocía. En los últimos años he querido recuperar el tiempo perdido, asistiendo a todas las comilonas que mi madre prepara (como pude llegar a perderme eso!!!), sin parar de investigar restaurantes, sin cansarme de experimentar y dejarme llevar por lo que la gastronomía me hace sentir.

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