Bunyols de l’Empordà 

Cuarenta días pasaban como un año entero, año tras año, hasta que llegaba su anhelada pascua, su primavera, y con ella la alegría, los colores y el sol. Oteaba el fin de la Cuaresma como su padre, pescador, oteaba el fin de las tramuntanadas, aunque sólo habían llegado al ecuador de esa época, y el cuarto lunes de cuaresma se acercaba. De repente, el pueblo llegaba a un acuerdo tácito: ese cuarto lunes de cuaresma era una anticipación de la primavera y del verano que les aguardaba. No es que se acabara la abstinencia, en las casas se seguía cocinando pescado y comiendo lo necesario, pero las calles se inundaban del olor a anís y fritura de los bunyols, y las mestresses de cada casa se reunían en las plazas a intercambiar los secretos familiares de esa especialidad de su tierra. Las risas sonaban fuertes, otra vez, y los niños jugaban de nuevo en las calles, tal era la importancia de unos simples bunyols, que cambiaba las vidas de todo l’Empordà  por un día.

[one_third]Ingredientes

0,5 Kg harina de fuerza

15 g levadura fresca de panadería

125 ml leche entera (fresca)

125 g azúcar

20 g mantequilla pomada

2 huevos

10 g anís

10 g sal

Ralladura de 1 piel de limón

Canela molida

Aceite abundante, para freír [/one_third]

[two_third_last]Elaboración

Batir los huevos con el azúcar, la ralladura de limón y las especies. Disolver la levadura en la leche tibia, y tamizar la harina en un bol grande. En este bol, preparar la forma de un volcán y añadir la mezcla de leche, removiendo desde el centro, la mezcla de huevos y azúcar y la mantequilla y la sal, amasando dentro del bol. Amasar a consciencia, durante unos 10 minutos, sacando la masa del bol cuando sea necesario. Formar una bola lisa con la masa y dejar fermentar, en un bol enharinado y cubierto con un trapo húmedo, durante 1 hora y media, o hasta que haya doblado el volumen.

Pasar la masa a la superficie de trabajo enharinada, y cortarla en porciones de aproximadamente 30 gramos. Darles forma, primero de bola y después de cilindro. Unir los dos extremos del cilindro, para darle su forma de rosca característica. Disponer en una bandeja de horno engrasada y dejar fermentar de nuevo durante 45 minutos, cubierto.

Freír en abundante aceite caliente, hasta que doren. Escurrir de exceso de aceite y rebozar con azúcar cuando aún estén tibios. [/two_third_last]

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Acerca de Dani

Descubrí el buen comer tarde, demasiado tarde. Todo provocado por el capricho de un niño que solo comía lo que conocía. En los últimos años he querido recuperar el tiempo perdido, asistiendo a todas las comilonas que mi madre prepara (como pude llegar a perderme eso!!!), sin parar de investigar restaurantes, sin cansarme de experimentar y dejarme llevar por lo que la gastronomía me hace sentir.

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